El domingo 26 de septiembre se llevarán a cabo elecciones en Alemania para elegir a los integrantes del Bundestag (parlamento alemán) por los próximos 4 años, quienes serán a su vez los encargados de elegir un nuevo canciller, luego de 16 años de mandato de Ángela Merkel.
El sistema alemán es de doble voto, ya que por un lado, se vota para elegir al representante de cada una de las 299 circunscripciones existentes (el candidato más votado gana su banca en el Bundestag en forma directa) y el segundo voto (y más importante) se da a los diversos partidos políticos, que deben sumar más del 5% de los votos o ganar más de 3 circunscripciones para obtener las bancas. Es por este sistema que el Bundestag tiene un piso de 598 bancas, pero que la conformación actual supera las 700 bancas, y puede incluso que siga creciendo.
Alemania es el país más poblado de Europa, con más de 80 millones de habitantes (60 millones están en condiciones de votar) y es la principal potencia económica del viejo continente. Actualmente cuenta con un sistema político en donde prima la moderación, y el hecho de prepararse para los cargos a los que se aspiran, es una virtud valorada por la ciudadanía.
La CDU y su aliado Bávaro CSU han gobernado 52 de los últimos 72 años, son el partido mayoritario y con Angela Merkel gobiernan en forma ininterrumpida desde hace 16 años. Pero sin el liderazgo de Merkel, - que ha ingresado a la campaña en el último pleno del Bundestag en defensa del candidato de la CDU/CSU Armin Laschet, atacando incluso a su vicecanciller, el candidato socialdemocráta Olaf Scholz-, queda expuesto no sólo la división interna de la CDU, sino que también se nota un vacío de poder y una merma electoral muy preocupante para los socialcristianos.
El SPD, tradicional partido socialdemócrata alemán que ha gobernado Alemania con Schröder como su último canciller, viene de integrar una vez más el gobierno de la llamada gran coalición (CDU+SPD) ante el fallido intento de crear la coalición “Jamaica” en 2017 (CDU, verdes y liberales), lo que le ha llevado a un desgaste como partido, y lo llevó a hacer en 2017 la peor elección de su historia, obteniendo el 20% de los votos.
Los candidatos
Tres partidos han presentado su candidatos a canciller:
La alianza CDU/CSU lleva como candidato a Armin Laschet, actual primer ministro del estado federado más poblado de Alemania, Renania del Norte-Westfalia, que no logra unificar al partido y ha tenido una campaña llena de errores y desaciertos. La CDU/CSU siempre ha hecho gala de tener un piso electoral de al menos 30% (33% obtuvo Angela Merkel en 2017) pero actualmente lo ubican en el orden del 21/22%, lo que sería una caída de más de 10 puntos respecto a 2017. Pero nada está escrito: la fortaleza de la CDU/CSU como partido podría no estar siendo valorada y por ello, puede llegar a dar la sorpresa el próximo domingo, pero también podría haber una decisión de no ver en Laschet la continuidad de Merkel, combinado a la decisión de enviar a la oposición a la CDU, algo que preocupa y mucho a sus dirigentes.
El SPD lleva como candidato a Olaf Scholz. Fue alcalde de la ciudad-estado de Hamburgo entre 2011 y 2018 y es actualmente el vicecanciller y ministro de finanzas en el gobierno que lidera Ángela Merkel. Su popularidad es superior a la de su partido por lo que, si la elección del canciller fuera en forma directa, más del 40% de los alemanes optarían por el, pero al ser indirecta un 25/26% votarían al SPD. Este número sería de los peores de la historia para el SPD, pero es un 10/11% superior al de mediados de agosto, cuando el SPD marchaba tercero y no primero en las encuestas. Ha ganado los tres debates y hace gala de una imagen de solidez y moderación, agregando contenido social al debate público. Su único punto complejo en la campaña se ha dado por una investigación ordenada por la comisión de Finanzas del Bundestag, donde se acusa a funcionarios de su ministerio (no a Scholz) de no transmitir a la justicia información sobre una operación de presunto blanqueo de dinero. En el SPD ven la mano de funcionarios judiciales con bueno vínculos con la CDU detrás de esta maniobra, que busca traer al debate también el tema “Wirecard” (la fintech alemana de pagos electrónicos que fue a la quiebra en circunstancias complejas).
Los verdes llevan a Annalena Baerbock, la candidata más joven en aspirar a la cancillería, con 40 años y sin experiencia en cargos ejecutivos. Ha sido parlamentaria europea e integra actualmente el Bundestag. Los Verdes esperan estar cerca de duplicar sus resultados de 2017. No obstante, hace poco más de tres meses lideraban las encuestas y parecían encaminarse al poder, pero han registrado una caída sostenida que los sitúa hoy en el orden del 15/16%, con una ventaja a futuro, ya que son la formación favorita entre los alemanes de entre 18 y 29 años. En el último debate se vio una acción coordinada entre los verdes y el SPD, lo que lleva a pensar en que si los números dan, Annalena Baerbock podría ser la vicecanciller de Olaf Scholz.
Más allá de no tener candidato a canciller, si esperan influir en la conformación de una nueva mayoría los liberales y la izquierda de Die Linke. Los liberales se sitúan en el 11%, en tanto los izquierdistas llegan hoy al 6%. Los liberales podrían ser claves en un eventual acuerdo tanto si gana la CDU/CSU como si lo hace el SPD, en tanto Die Linke aspira a que sus votos sean determinantes y el SPD no pueda prescindir de ellos. Por lo que se ha observado, la coalición favorita tanto del SPD como de la CDU es con los verdes y los liberales.
La AFD (extrema derecha) que sorprendió a todos en 2017, ha vivido años de luchas internas muy fuertes entre los más radicalizados y los más moderados, y pesa sobre ellos un cordón sanitario, un acuerdo no escrito que impide que tanto la CDU como el SPD y el resto de los partidos utilicen sus votos directa o indirectamente para formar gobierno. Este cordón sanitario se rompió en el estado de Turingia, cuando un pacto entre AFD, CDU y los liberales formó gobierno, desalojando del poder al acuerdo entre SPD, Die Linke y verdes. Pero debieron dar marcha atrás tras la oposición de Merkel y de la dirección nacional de los liberales, y se eligió a un gobierno en minoría de Die Linke, SPD y verdes.
La AFD suma un 11% de adhesiones, aprovechando la crisis generada por la pandemia y movilizando a quienes se oponían a las medidas de confinamiento y cuidado, y explotando los peores problemas de Alemania, las diferencias que siguen existiendo entre el este y el oeste, las cuestiones migratorias y la pobreza, que según ha afirmado la candidata de los verdes, afecta a 1 de cada 5 niños en Alemania.
La política de pactos
Desde mi punto de vista existen dos formaciones que pueden formar gobierno, una liderada por el SPD y otra por la CDU/CSU, con un gobierno de a tres, sumando a los verdes y liberales, aunque hay quienes creen que Scholz podría apostar a Die Linke como socio en caso de ser necesario, algo que no ha quedado claro durante la campaña y que parece ser más un intento de la CDU de buscar que Scholz pierda votos moderados que un dato de la realidad.
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